diumenge, 20 de setembre del 2009

28 : Martim Moniz Campo Ourique (Prazeres)


Son las 4 de la tarde o quizás más tarde, salida de las mazmorras o del bullicioso y enigmático Chiado.. me paro a pensar; cuesta, metro y cuesta, taxi o el tintinante e intrigante tranvía. Le veo desfilar por mis ojos, me apresuro a cogerlo, nunca se me escapa y si tengo la suerte puede que tenga servicio privado.
Las escalerillas te presentan al conductor suicida que agradece con una mirada la condición de local tan extraña en esa línea.. Siempre lo mismo, rebusco en el bolso, no encuentro el pase, se empieza a mover, noto los traqueteos en mis brazos, intento mantener el equilibrio, no encuentro la barra, ni el pase, me voy a caer, voy a parecer un dálmata por los moratones que se van a estampar en mis brazos, voy a caerme de bruces encima de esa gamba alemana que me mira sin entender nada... dejo los libros en al lado del conductor y por fin lo palpo, me siento feliz, lo paso, la luz verde se enciende y a disfrutar.
Esos trayectos entre Santa Caterina y Graça o entre Chiado y Graça pueden llegar a ser inolvidables, impactantes, sonrojantes, placenteros, antropológicos, enriquecedores... ese tranvía es un microcosmos de historias, de culturas, de clases sociales, de CULTURA, cultura y Kultura que voy a intentar retratar...

1 comentari:

Paco Auñón ha dit...

¡Que recuerdos con el tranvia! Por cierto, te recomiendo viajar en combi en cualquier ciudad del Peru, eso si que es una aventura. Besos
Paco