El segundo fin de semana de Julio y desde hacía mucho tiempo había dos conciertos a los que no se podía faltar por estas dos razones;
1. Porque ¿Cómo nos íbamos a perder al padre del Blues británico, es decir, John Mayall y al gran maestro del rock americano John Fogerty?
2. Había una cita con el eje sectario Galego- Codobés a la que no se nos permitía faltar porque se corría el riesgo de lapidación o crucificción.
He de confesar que mi actitud pre viaje no era la más adecuada pues no pensaba en la música y en la gente sinó en el calor asxifiante que haría en Córdoba y las intensas sesiones de piedras y cultura que se avecinaban bajo la calina criminal de verano. ¡Lo siento! pero no puedo disfrutar de la cultura, del pasado, de la história si hay que anadar bajo las inclemencias del tiempo y los 40 y pico grados que me temía llegaron a ser verdad.
Pese a ese poco entusiasmo, mi gran compañero de viajes y fatigas vitales me arrastró consigo y me llevó a Córdoba con una hora de retraso porque no se acordó de calcular ( y eso que es físico…) la diferencia horaria, una horita arriba, una horita abajo… que más da, si lo mío son 3 horas de retraso como mínimo.
Llegados a Córdoba y perdidos por las obras que invaden cada verano todas las ciudades del estado español, excepto Madrid, que es una obra de la obra permanente, retrasamos nuestra cita con los clan gallego-cordobés un poquito más. Llegamos al pintoresco y precioso Hostal San Miguel, nos instalamos y después de las llamadas de rigor nos encaminamos al encuentro de Nito, Lucía, Enrique e Inma de camino nos topamos con una exposición fotográfica urbana, al lado del Gran teatro, de fotografías del Foto España 09 que no estaban nada mal. Calentamos motores en un garito cercano al teatro para poder entrar con más fuerza al recital y ¡menudo recital!. John Mayall & Co no sólo tocaron y sonaron perfectos sinó nos elevaron al éxtasis con su sonido, su feeling y su fuerza en el escenario. Después del concierto, alguien me sopló que tenía 74 años y pensé: a este tío le entra enajenación cuando toca por que ¿cómo se explica que un tío de esa edad se meta 2 horas de concierto sin sentarse, sin parar, tocando la harmónica y cantando y sin beber ni gota de agua ni mostrar un signo de agotamiento?.
Después del concierto y de la sesión grupis de mis colegas, los cordobeses nos llevaoron al Jazz Café un sitio muy simpático al que sin duda alguna volvería a ir; por su aire acondicionado, su ambiente, su marco y su camarero (pa que nos vamos a engañar!) que le daba un toque mágico al sitio.En ese agradable lugar, conocí a las tres madrileñas que supuestamente me habían presentado en Madrid después del concierto de los más grandes.
Al día siguiente, mis temores se hicieron realidad, el calor era horroso y había un montón de cultura que consumir y además estaba con el síndrome premenstrual, es decir, esos días en que te la suda todo y nada de lo que hagan por hacerte feliz lo vas a reconocer. Bueno, nos fuimos a la mezquita y paseamos por el casco antiguo, ¡nada más! porque habíamos quedado para comer con las madrileñas, los gallegos, los cordobeses y un gallego-catalán con síndrome suerño red neck. La comida y la sobremesa fue IMPRESIONANTE y LLENA DE PASIÓN DIALÉCTICA que se alargó hasta altas horas de la madrugada en el garito ASE-DESÉ.
El concierto de John fogerty fue precioso, ¡sí! esa es la palabra que define al mismo. De verdad, ese concierto fue diferente quizás porque me fui sola a disfrutar, por la potencia musical… no sé, cada vez que la música se instala dentro de uno las cosas suenan diferentes y si la música es en directo las sensaciones son tan personales e íntimas que es muy difícil plasmarlo en palabras.
El domingo cordobés con un calor demoledor lo empecé como siempre me gusta hacer, un buen desayuno, el periódico y buena compañía esta vez de las madrileñas que nos reencontramos en la próxima cita que es contaré.
dimecres, 29 de juliol del 2009
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